Es un problema bien conocido que la mayoría de las piezas de fundición, de cualquier tipo que ésta sea, arena, coquilla, inyectada, etc., presentan defectos en su estructura, que en mayor o menor grado las hace inservibles. E incluso, sin tener estos defectos, existen casos en los que espacios intermoleculares son causas de fugas de estas piezas. Por tanto, es un problema que causa muchos miles de €uros en pérdidas reales, ya de materiales, horas perdidas de trabajo de mecanización, pruebas, montajes e incluso por retrasos en los plazos de entrega.
A pesar de todos los esfuerzos realizados con el fin de obtener piezas de fundición estancas (sin microporosidades), y que puedan emplearse tal como son obtenidas, se llegará siempre, a pesar de todas las precauciones tomadas, a que un porcentaje más o menos alto de las piezas presentan microporosidades. Esto se producirá sobre todo si se trata de piezas de nueva fabricación, de piezas de diseño particularmente complicado o de piezas con grandes cambios de sección.
Estas microporosidades se producen principalmente por varias causas:
Incluso las piezas pueden presentar fugas a través de los espacios intermoleculares.
En la mayoría de los casos, los defectos por microporosidades se presentan una vez acabada y montada la pieza, dando lugar a fugas o rezumes.
Las fugas representan muchos miles de €uros en pérdidas de material, horas de trabajo de mecanización, pruebas y montaje, e incluso retraso en los plazos de entrega.
Para obtener piezas estancas se necesitan cuidadosos trabajos y costosos aparatos de control; y a pesar de esto es difícil reducir a cero los fallos por microporosidad, lo que conduce, a pesar de todo, a tener que impregnar las piezas con el fin de disminuir los rechazos a partes por millón, además de poder eliminar los gastos de las pruebas de estanqueidad, ya que estas solo detectan el defecto, no lo corrigen.
Es por ello que se busca un medio de estanqueizar las piezas de forma definitiva, no solo las rechazadas, sino de una manera sistemática (fuguen o no), suprimiendo así los controles intermedios, así como la disminución de producción y los costes.
Este método es la IMPREGNACION, con resina IM 3000 o IM4500
La impregnación, además de mejorar la calidad y las prestaciones de las piezas, representa un importante ahorro económico; si las piezas defectuosas se vuelven a fundir, solo se recupera el valor del material, ya que se pierde todo lo invertido en mecanización y pruebas; esto conlleva también una pérdida de tiempo, que puede dar lugar a retrasos en plazos de entrega. Además, no se tiene la seguridad de que las piezas que se vuelvan a obtener sean completamente estancas; sin embargo, con la impregnación se recuperan las piezas sin perder prácticamente tiempo, dando además la seguridad de obtener unas piezas completamente estancas.
Según el tanto por ciento de piezas defectuosas, puede convenir o impregnar todas (sin hacer controles previos), o probar las piezas e impregnar solo las que fugan.
Teniendo en cuenta los costes de la impregnación, los grandes fabricantes, y en particular los de automoción, han calculado que con fugas del 5% de las piezas ya es interesante la impregnación del 100% de las mismas, limitándose el control final a un simple muestreo del lote; como es lógico, este porcentaje es variable, dependiendo de la mecanización que haya sufrido la pieza anteriormente.
La impregnación rutinaria de piezas fundidas es una técnica rentable que debe ser un paso más dentro de la fabricación (se evitarían controles intermedios, con el tiempo y dinero que ello conlleva). La impregnación, tenida en cuenta en el proyecto de la pieza, puede ahorrar mucho dinero, por conseguir resultados de estanqueidad con espesores de paredes más delgados, es decir ahorrando material, ya que mucha veces no es la resistencia mecánica la que limita las secciones, sino la estanqueidad, difícil de obtener en paredes delgadas, sobre todo en ciertos materiales.
La impregnación recupera las piezas con fugas por microporosidades, pero no aquellas que tengan grietas, fisuras, agujeros o grandes defectos, piezas que podrían ser recuperables por algún otro método.
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